POR LA "LEY FEDERAL DE SALUD"


El senador provincial Santiago Nardelli (FPV) participó de la primera la reunión constitutiva del Consejo Federal de Legisladores de Salud (COFELESA) cuya modalidad será la de un foro parlamentario del que participan diputados y senadores nacionales y provinciales de todo el país, responsable de coordinar acciones con su par de ministros, el Consejo Federal de Salud (COFESA).

La Ministra de Salud de la Nación Graciela Ocaña presidió este primer encuentro de la red que se realizó el pasado viernes 29 de agosto en el salón Delia Parodi de la Cámara de Diputados de la Nación. En la oportunidad Ocaña ratificó el compromiso del Poder Ejecutivo para respaldar una ley federal "que nos permita abordar en conjunto la resolución de los problemas pendientes y la integración de los recursos para hacer el sistema más equitativo y eficiente."

Al respecto Nardelli manifestó su "total alineamiento con las iniciativas que enunció la ministra, especialmente con la discusión de una Ley Federal de Salud y sugirió a sus pares que al momento de avalar proyectos vinculados a la salud se los considere a luz de la solidaridad del sistema". A su vez el senador provincial ponderó las iniciativas " tendientes a mejorar la accesibilidad de los ciudadanos a las prestaciones de salud".

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CONTROL Y DESCONTROL


Discurso de doble faz que rechaza el control pero también el descontrol.

Por Sandra Russo
(Nota publicada en Página 12 el martes 12 de agosto de 2008)

Hay un discurso viejo como los trapos, precisamente un discurso-trapo que sirve para tirar sobre la mesa en cualquier circunstancia que la derecha considere conveniente. Es el que se articula sobre un doble rechazo: el rechazo al control y el rechazo al descontrol. Quienes echan mano del trapo para tapar con él otros motivos reales de rechazo suelen estar del lado de la queja, puesto que el discurso bipolar en cuestión es el básicamente útil para la crítica a lo que hacen los otros o para un sistema que dicen aceptar pero repugna.


No es un discurso necesariamente político. Puede circular perfectamente en el living de cualquier hogar. Históricamente serían posibles de rastrear sucesivos orígenes o renacimientos del mismo mecanismo de queja doble, queja por el control y queja por el descontrol. Uno de esos orígenes que podemos identificar todos se remonta al regreso de la democracia después de la noche militar. Se lo vio planear como es habitual que planee en países como la Argentina, ya que no se trata de un discurso autóctono y adquiere matices según diferentes latitudes. Fue entonces que la queja por control provino de ámbitos financieros y económicos, y que la queja por el descontrol se deslizara hacia los territorios de las libertades individuales.

Cada vez que el Estado ha tomado iniciativas para ejercer controles de diverso tipo, viene el discurso-trapo a decir que el control recorta la libertad. Pero en un mismo movimiento coreográfico, casi siempre las mismas bocas usan la doble faz del discurso-trapo para quejarse del descontrol, a veces en un mismo ámbito. Resulta revulsivo el control de precios, pero también resulta revulsivo el descontrol de la inflación.

La queja por el control está anudada a otras palabras que pueblan un universo simbólico en el que cualquier condicionamiento, limitación, vigilancia o registro resulta casi ofensivo los que parecen querer decir (no lo dicen) que el “dejar hacer” es la única vía decente de gobierno. Con los ’90 todavía explotándonos en las manos, parecen querer decir justamente eso. Les faltaría agregar que hay que dejar que los mercados se autorregulen, y habremos padecido la última catástrofe económica argentina completamente en vano, sin haber aprendido nada y convirtiéndonos en mascotas que lo mejor que saben es lamerle la mano al amo.

Pero con la misma carta en la mano, sobreviene la queja por el descontrol, que es la fase siguiente de la misma y exacta queja discursiva. Nadie controla nada, acá cada uno hace lo que quiere, así ya no se puede seguir, entran por una puerta y salen por la otra, esto no es libertad sino libertinaje, en fin, que a cada uno le venga a la cabeza la versión que fuere de esta pantomima intelectual.

El descontrol es ausencia de control. Parece una oración boba, pero es necesaria para recapitular un poco y advertir que lo controlado y lo descontrolado convivirán con nosotros, necesariamente, siempre, porque no hay régimen ni posible ni existente que deje de controlar algo o que sea capaz de controlarlo todo. Ni siquiera una dictadura puede controlarlo todo. Está a la vista, estos días, en la televisión. Ni siquiera el poder de fuego puede proponerse controlarlo todo.

Por sí mismos, control y descontrol no tienen connotaciones positivas o negativas. Puede haber controles necesarios y controles salvajes. Puede haber descontroles nefastos y puede haber otros de cuyas dosis nos nutramos para ser mejores o más libres. El motivo de reflexión de estas líneas es el discurso-trapo sobre el control y el descontrol, que viene en pack o en combo, que es cómodo para escupir ante un micrófono o para titular una noticia, y que como todos los lugares comunes que nos empapan, calla lo que de verdad quiere decir.


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UNÁNIME REPUDIO ANTE LOS ATAQUES SUFRIDOS POR FUNCIONARIOS


Santiago Nardelli, senador provincial del Frente para la Victoria, presentó hoy un Proyecto de Declaración en la Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires expresando su "más enérgico repudio al hostigamiento sufrido mediante amenazas y agresiones contra la persona, familia y vivienda de Intendentes, Diputados, Senadores y demás actores sociales por su postura a favor de la política agropecuaria nacional". En el documento, acompañado por unanimidad de los integrantes del Honorable Cuerpo Deliberativo provincial, Nardelli fundamenta que si bien lamenta "profundamente sentir la necesidad de efectuar este repudio" el silencio de muchos políticos y 'opinadores' lo ve obligado a manifestarse en tal sentido, aunque "con la consideración de que en una sociedad civil democrática debería resultar obvia esta expresión. Sin embargo la realidad me muestra lo contrario".


PROYECTO DE DECLARACION

EL HONORABLE SENADO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES declara su más enérgico repudio al hostigamiento sufrido mediante amenazas y agresiones contra la persona, familia y vivienda de Intendentes, Diputados, Senadores y demás actores sociales por su postura a favor de la política agropecuaria nacional.

FUNDAMENTOS
La Plata, Julio de 2008
HONORABLE SENADO:

Venimos por la presente a declarar el repudio a aquellas personas que en "banda" hostigaron y hostigan a los diputados, senadores y en definitiva a todos aquellos que se manifiestan en a favor de la Resolución 125 y modificatorias. Pero lamentablemente ni siquiera se agota allí. Embaten contra la familia, tratando de amedrentarlos en la persona de sus padres, madres e hijos.

Lamento profundamente sentir la necesidad de efectuar este repudio pero el silencio de muchos políticos y “opinadores” me obliga a hacerlo aunque con la consideración de que en una sociedad civil democrática debería resultar obvia esta expresión. Sin embargo
la realidad me muestra lo contrario.

Estos pretendidos "escraches" claramente son otra cosa. El neologismo acuñado hace más de diez años, referenciaba la actitud de denunciar a aquellos probados represores del proceso militar a los que la justicia no había aplicado pena o habían sido indultados o amnistiados de las mismas. Por ello nada debemos confundir con esa situación y aclarar que aquellos compañeros y sus familiares, que se vieron "hostigados", "patoteados", "amenazados" y en definitiva agredidos lo son, porque en su real convicción han manifestado con su voto o su voz (como la familia de Lucy de Cornellis a la que algunos pretenden excluir "del campo") a favor de las políticas económicas de este gobierno y el anterior. Cabe aclarar que en definitiva votan porque los recursos que se discuten queden en el Estado y no en el haber de ninguna persona física ni sociedad comercial.

No queremos ser de los que callan para dentro de unos años decir que "no me daba cuenta" de lo que pasaba. Si nos damos cuenta y vemos un fascismo que no acepta el disenso y que ahora pretende imponer, como todo aquel que no tiene razón, con la fuerza y la amenaza su opinión en las cámaras legislativas.

Sentimos la verdadera necesidad de hacerlo no sólo por el respeto moral e intelectual que tengo por los compañeros de nuestra bancada que han sido agredidos sino también para que éste método de imposición quede repudiado y descubiertos los agresores que se "autoescrachan" según sus propios criterios.

Es por lo expuesto que solicito a los Señores Senadores que acompañen con su voto favorable la presente iniciativa.

Dr. Santiago Nardelli
Senador Provincial
Frente para la Victoria

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BAHIENSES PRESENTES POR LA DEMOCRACIA




[Foto : atrás, de izquierda a derecha: Luis Calderaro, gerente de Coordinación de Unidades de Gestión Local de PAMI Nacional, Federico Susbielles, gerente de Promoción Social y Comunitaria de PAMI Nacional, Santiago Nardelli, senador provincial (FPV) y Alejandro Curino (vicepresidente del Concejo Deliberante de Bahía Blanca). Adelante, de izquierda a derecha: Eduardo Sigal, subsecretario de Integración Económica Americana y MERCOSUR, Graciela Ocaña, ministra de Salud de la Nación y Lucy de Cornelis, titular de "Mujeres en Lucha", asociación civil que durante los '90 luchó contra los remates de campos hipotecados por bancos.]




Distintos referentes del Partido de la Victoria de Bahía Blanca asistieron, junto a su máxima referente nacional, la ministra de Salud Graciela Ocaña, al acto convocado por el Gobierno Nacional ayer en Plaza de Mayo en defensa de la calidad institucional de la democracia argentina. Durante el acto multitudinario, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a defender la aplicación de retenciones móviles al agro, y aseguró que la medida "fue para que todos los argentinos puedan vivir mucho mejor".
En tanto, el senador provincial Santiago Nardelli expresó su total adhesión a las palabras de la presidenta explicando que "esta es la manera de defender democráticamente las distintas ideas de gestión. Mostramos desde el Partido de la Victoria, total coherencia hoy con lo que expusimos desde el primer momento tanto en campaña, como al finalizar la misma y apoyamos las políticas públicas populares impulsadas por este gobierno. Además reiteramos que siguen siendo totalmente autoritarias, intolerantes e ilegítimas las manifestaciones de dirigentes agropecuarios que cortan rutas y desabastecen, relegando de la agenda las posibles conformaciones de mesas sectoriales por región, donde se debatan las particularidades de cada zona y se busquen soluciones al respecto. A pesar de todo, el gobierno siguió formulando y reformulando medidas y convocó al Congreso de la Nación para la toma de decisiones. Queda claro entonces, que al seguir los paros y los palos en la rueda, lo que se busca es perjudicar a todos los argentinos, queriendo debilitar a un gobierno nacional que sigue fuerte y de pie".

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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE PLAZA DE MAYO

Gracias, muchas gracias a todos por estar hoy aquí, en esta Plaza de Mayo, la plaza de todos los argentinos. Muchos de ustedes me conocen antes de ser Presidenta de la República Argentina, me conocieron como senadora, defendiendo la soberanía nacional de nuestros Hielos Continentales; me conocieron también los ex combatientes de Malvinas, cuando los acompañé en el Senado en sus luchas para lograr la ley que reconociera sus derechos; me vieron también los argentinos sentada en mi banca de diputada, junto a ese gran socialista, que fue Alfredo Bravo, reclamando la anulación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final; me vieron los trabajadores y sus dirigentes sindicales negarme a votar, allá en el 98', la Ley de Flexibilización Laboral y más tarde la Ley de la desvergüenza y de la Banelco; me han visto en muchas batallas, dadas con la convicción, con la pasión de mis ideas, que sé son también las de millones de argentinos.



Sabía que como Presidenta de la República iba a tener que dar alguna otra gran batalla, lo supe cuando me comprometí, ante todos ustedes, a profundizar la transformación y el cambio, que ese hombre que está aquí junto a mí, mi compañero de toda la vida, comenzó el 25 de mayo del año 2003. (Aplausos). Sabía que la profundización de ese proceso venía por la redistribución del ingreso, porque si bien millones de argentinos han vuelto a recuperar el trabajo, productores y empresarios su rentabilidad, comerciantes pudieron volver a abrir sus negocios, profesionales volver a trabajar, jóvenes volver a tener esperanzas, sabía que todavía falta mucho y siempre va a faltar. Por eso, cuando tomé decisiones para redistribuir el ingreso no lo hice - se los juro - para perjudicar a nadie, al contrario, no fueron contra nadie, fueron para que todos los argentinos pudiéramos vivir un poco mejor; para que los alimentos, que mencioné en mi discurso de asunción, el 10 de diciembre, como un de los problemas fundamentales que íbamos a tener en el mundo, junto a la energía, llegaran a todos. Tal vez algunos creyeron que era sólo un discurso de ocasión, pero aquí está, no solamente en la Argentina, en el mundo, el problema de alimentos cada vez más caros y de una energía cada vez más cara. Yo sueño - y ese fue mi compromiso al tomar las decisiones - de vivir un Bicentenario diferente al Centenario que vivió este país hace casi 100 años. Hace 100 años este país era el principal productor de carne y trigo, exportaba todo, sin embargo los argentinos se morían de hambre y los obreros eran apaleados y fusilados. (Aplausos). La Argentina del Centenario vivió sus primeros cien años con estado de sitio por la violencia que la miseria, el hambre y el dolor habían desatado entre todos los argentinos. Yo sueño con un Bicentenario diferente, con las industrias trabajando, agregando valor a sus productos para seguir sosteniendo el salario y más trabajo para los argentinos; sueño con un campo que cada vez produzca más materias primas pero que les agregue valor aquí, en nuestro país, para dar más trabajo todavía. (Aplausos). Esos son mis sueños, pero los sueños necesitan también de decisiones y del coraje necesario para tomar esas decisiones. Cuando vine aquí el 1º de abril, a hablar con todos ustedes, yo creía que realmente estaba ante la batalla por la redistribución del ingreso porque, tal vez, quienes tenían que resignar una pequeña parte de su renta extraordinaria disputaban y discutían; creía - les juro sinceramente - que estaba ante esa batalla, la de la redistribución del ingreso, la de la lucha de los intereses naturales en toda democracia donde hay conflicto social. Pero luego, cuando comenzaron a pasar los días y yo veía que desde un sector de la sociedad, desde una corporación, cuatro personas a las que nadie votó, a las que nadie eligió, se reunían, deliberaban, decidían y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas del país y quién no, me di cuenta que estaba ante otra situación muy diferente. (Aplausos). ¿Por qué? Sin insultos ni agravios, el pueblo no insulta ni agravia. Me di cuenta, entonces, que estaba ante otro escenario, ante otro cuestionamiento, ya no era retenciones sí o retenciones no, ya no eran intereses, se estaba socavando, se estaba interfiriendo en la misma construcción democrática, esa que nos dice que son los representantes del pueblo, elegidos en elecciones libres, democráticas y sin proscripciones, los que deciden, deliberan y ejecutan. (Aplausos) Esa es la Argentina democrática, la de la Constitución, la de las instituciones, la de los poderes del Estado, legal y constitucionalmente establecidos. Pero cuando además empecé a ver a algunos que parecían colarse entre esos reclamos, y que ya no cuestionaban ni las retenciones ni nada, simplemente nos insultaban por haber reinstalado la vigencia de los derechos humanos en la Argentina, el escenario fue completo y total. (Aplausos) Yo creo sinceramente que eran colados que siempre tratan de acercarse cuando hay conflictividad, para ver si pueden dar marcha atrás y volver a la impunidad, no se dan cuenta que es la historia y el pueblo el que decidió derribar el muro de la impunidad. Pero quiero creer sinceramente que tal vez esas cuatro personas, llevadas por la propia dinámica de los hechos, por la propia dinámica de las corporaciones que muchas veces no pueden ver más allá de sus propios intereses sectoriales, no se dieron cuenta de lo que estaban haciendo. Yo quiero en nombre de la vigencia democrática, en nombre de la Constitución, en nombre de las leyes de la República, que adviertan que si la historia primero fue tragedia hoy se repite como comedia, y que ya los argentinos no queremos más comedias, queremos por sobre todas las cosas volver a recuperar responsabilidad institucional y vigencia de la Constitución. Cuando uno ve el mundo que hoy tenemos, cuando un dirigente lo es no solamente porque ocupa un lugar institucional sino porque además puede anticiparse a lo que viene, advierte cuánta razón teníamos en volver a retomar instrumentos básicos de la política económica del Estado como son los derechos de importación y de exportación para apuntalar un proyecto nacional y popular. (Aplausos) Permítanme decirles que estos mismos derechos de exportación que hoy son cuestionados, junto a los derechos de importación, también formaron parte de otra política, la política de los años `90. Allí se bajaron a cero todos los derechos de exportación vinculados con lo agropecuario, se bajaron también a cero los derechos de importación, se nos cayó todo, el campo, la industria. Es entonces hora de que todos los argentinos advirtamos la importancia de estos instrumentos que los grandes países desarrollados utilizan para protegerse y muchas veces utilizaron para perjudicarnos a nosotros, los países emergentes. (Aplausos) Lo sabemos porque lo discutimos en el mundo junto a otras naciones que creen que es necesario recuperar los instrumentos de decisión nacional para construir un país más justo. Estamos ante una gran oportunidad histórica por primera vez, por primera vez ellos necesitan más de nosotros que nosotros de ellos. (Aplausos) Seamos inteligentes, dejemos de mirarnos el ombligo, dejemos de lado esa costumbre de cierta dirigencia argentina que cuando se frustra frente al voto popular se encierra sobre sí misma y no es capaz de mirar o tender una idea mejor, y si no la tiene apoyar al que tiene una idea mejor que él. Necesitamos todos los argentinos, todos los sectores de la producción, del trabajo, de la industria, del comercio, aunar esfuerzos para aprovechar esta oportunidad y construir el país que soñamos. Yo empecé muy chica con esas mismas banderas que muchos de ustedes portan con orgullo. Pasaron muchas cosas argentinos, nos dividieron, nos enfrentaron los unos con los otros, civilices y militares, el campo y la industria, y solamente se beneficiaron de esos enfrentamientos muy poquitos. Los que primero cayeron como siempre fueron los pobres, después fueron los trabajadores, después vinieron por la clase media, por esa clase media que muchas veces a partir de prejuicios culturales termina actuando contra sus propios intereses. Los intereses de la clase media son los de los trabajadores, son los de los empresarios comerciantes, son los de los argentinos que tienen sus intereses atados aquí a la tierra, que no pueden girar dólares al exterior, que tienen su casa aquí, sus hijos. Tenemos que aprender a mirar más allá de lo que nos muestran; tenemos que aprender a escuchar más allá de lo que nos recitan; tenemos que comenzar a mirar en base a nuestros propios intereses para dejar de lado los cantos de sirena. Tuvimos demasiados cantos de sirena y nos fue muy mal. Por eso yo quiero desde aquí, desde esta Plaza de Mayo que, como dije ayer, empezó siendo de los peronistas, pero que después de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo es de todos los argentinos (Aplausos); desde esta Plaza quiero convocar a todos a que discutamos en este acuerdo del Bicentenario cómo podemos mejorar nuestras políticas agropecuarias para producir más, pero también para que los argentinos sigan comiendo bien, es imprescindible garantizar la mesa de los argentinos. También tenemos que saber y decidir los argentinos cómo queremos vivir y convivir. Tenemos que aprender que muchas veces puede haber diálogo, discusión y debate, y ojalá que haya acuerdo, pero también sabemos que dialogar puede ser no estar de acuerdo en algún punto. Tenemos que aprender de una buena vez por todas a procesar democráticamente nuestras diferencias. Tal vez con tanto golpe de Estado, con tanta interrupción institucional que hemos vivido, creemos que todo se arregla con intolerancia, con golpes, con bocinas, cacerolas o corte de ruta. Yo creo sinceramente, argentinos, que así no se arreglan las cosas, al contrario, cada vez se desarreglan más. Siento que nos tenemos que dar la tarea todos, sin excepciones, empezando por quien habla, de contribuir a construir más democracia y más institución. Yo les pido a quienes tal vez, estoy segura, equivocados por la propia dinámica sectorial, equivocaron el rumbo y quisieron mandarnos a todos los argentinos, a decirnos por dónde podíamos pasar y por dónde no, si pasaba combustible, pasaba leche o pasaba pan. Yo creo que estuvieron confundidos. Por eso les pido que en nombre de la democracia, que en nombre de la Constitución, que en nombre de las leyes, liberen las rutas y dejen que los argentinos volvamos a producir y trabajar. (Aplausos) No tengan miedo ni dudas al ejercer su representación sectorial, porque si realmente son representativos seguramente no va a ser necesario que corten ninguna ruta para que no se comercialicen granos o carne. Debemos entonces tenderles la mano y llamarlos a la reflexión, no en nombre del Gobierno, tampoco en nombre de esta plaza, sino en nombre de los millones y millones de argentinos a los que todavía les falta seguridad, paz, pan y trabajo. En nombre de ellos, de los que todavía sufren, los convocamos a este acuerdo del Bicentenario. Quiero decirles y quiero que todos nos vean y nos escuchen, porque esta es una plaza del amor y de los sueños, que no vinimos a agraviar, no vinimos a insultar, simplemente a contar nuestras ideas del país que soñamos y cómo lo queremos hacer. A los que crean que pueden hacerlo mejor que nosotros, y seguramente habrá quien lo pueda hacer mejor que nosotros, los invitamos a que democráticamente se constituyan como partido político y en las próximas elecciones reclamen el voto del pueblo para ejecutar sus políticas y su modelo. (Aplausos) Así se construye calidad institucional, así se construye democracia, así se defiende la Constitución y así se hace honor a la bandera y a la historia de la Patria. Muchas gracias por esta Plaza de todos los argentinos, por la Plaza de los sueños y del amor, del país más justo, más democrático, por la democracia, por las instituciones, por la Constitución. Todos juntos hacia el Bicentenario. Gracias Argentina, gracias a todos.




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Desde Federación Agraria denunciaron a la Sociedad Rural por la puesta en marcha de un "golpe cívico


[Ilustración: Carlos Gorriarena, "La sombra de los días"]
El ex vicepresidente de la delegación Concordia de la FAA y productor citrícola, Luis Román, acusó ayer a "la oligarquía y la Sociedad Rural” por realizar “un golpe cívico, utilizando al pequeño y mediano productor". Fue mediante una carta abierta publicada en medios locales de Concordia.
"El 11 de marzo, cuando me convocan a adherirme a las medidas de fuerza junto con la Sociedad Rural, Coninagro y Carbap, me sorprendí y no entendía nada, porque si la Federación Agraria está para defender a los pequeños y medianos productores, qué tenía que hacer junto a la Sociedad Rural", sostiene el dirigente en una carta abierta que publican los medios locales.

Román añade que "ahí me di cuenta que esto es una jugada política. Esta vez la oligarquía y la Sociedad Rural puso en marcha un golpe cívico, utilizando al pequeño y mediano productor, cuyos problemas nunca estuvieron plasmados en los petitorios de las entidades que sólo pedían la baja de las retenciones".
En declaraciones a Télam, Román dijo que se decidió a publicar la carta porque no está de acuerdo con lo que está haciendo el sector agropecuario y porque "no existe compatibilidad de caracteres" entre las organizaciones que encaran la protesta.
"Nosotros aportamos la gente en los actos, en beneficio de los grandes pooles agrarios y la derecha nos está utilizando como idiotas útiles", agregó.
En el escrito difundido hoy, Román señala que "en la Federación Agraria, de la cual soy miembro, hemos protagonizado desde los años ’90, muchísimas luchas en defensa del pequeño y mediano productor".
"Hemos participado en muchas marchas provinciales y nacionales, en cortes de rutas, hemos parado remates judiciales a pequeños chacareros a quienes se les querían quedar con sus tierras. Hace un mes atrás en medio de este conflicto, hemos parado un remate del Banco Nación a un antiguo citricultor de la zona", rememora.
Al explicar los motivos de su posición, recalca que "la Federación Agraria, desde sus inicios, fue una ferviente defensora de los derechos de los chacareros".
"Siempre estuvimos en contra de los latifundios, de los grandes terratenientes. Cuando llegó la soja con sus pooles de siembras nos opusimos tenazmente, porque venían detrás de grandes ganancias haciendo un desastre con la ecología, con las deforestaciones, etc.", alegó.
También recuerda que "cuando llegó la semilla transgénica también nos opusimos. Luego Monsanto con el glifosato y las ventas de abonos químicos cerraron el círculo y fueron los monopolios que gobernaron el mercado tanto de ventas como de compra obteniendo extraordinarias ganancias, en desmedro de los pequeños productores, condenándolos a su desaparición".
El productor advierte que "el gobierno, en la primera reunión, puso sobre la mesa las posibles soluciones para los pequeños y medianos productores, pero las entidades las rechazaron con el argumento de que sólo aceptaban si se rebajaban las retenciones".
"Sólo un gobierno con mucha decisión y mucho coraje les está haciendo frente al embate de estos sectores concentrados y oligárquicos", adujo.

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“LA DISTRIBUCIÓN DIGNA DE LA RIQUEZA SE GARANTIZA GENERANDO TRABAJO”

Por: Dr. Santiago Nardelli
Senador Provincial (FPV)

Dos carteles mal pegados se superponían por azar en un teléfono público. Decían “todos con el campo” y “se necesita vendedora”, con la dirección del comercio que la requería.
La Argentina tuvo profundos cambios. No sólo ahora, década tras década. Tanto es así que para quién escribe estas líneas la palabra “cambio” no conlleva ninguna connotación positiva, ni negativa. Es neutra. Negativa a veces y positiva también. Pesan la realidad y los objetivos trazados


Dinámica vs. Estática
Queremos consolidar los cambios que de seguro representaron una evolución en el nivel de vida de los argentinos.
Sin dudas la drástica reducción del desempleo es uno de los principales logros. Un tema que fue el principal para la sociedad en su conjunto hasta hace no más de 4 años. Hoy no figura como prioritario en las encuestas “de preocupación” y, demasiadas veces, quienes interpretan esos “datos” surgidos de ellas, olvidan mencionar su “desaparición” y mucho más, el por qué de tal cambio en la percepción popular. Pretendiendo con ello ocultar una política de Estado constante y efectiva que no sólo incluyó a una gran masa de trabajadores sino que también apostó al Trabajo Registrado (“en blanco”).
Tampoco podemos dejar de consolidar el crecimiento del país que esta vez no se hizo a la espera del “derrame”, el que no ocurrió nunca en los 90, por lo menos en los límites del territorio nacional. Este crecimiento se logró incluyendo a la gente, trabajadores y jubilados, y ni el analista más optimista aventuraba esta realidad. Es decir, crecimos. Pero aún falta, porque quedan aún argentinos por incorporar.

Todos declaman querer hacerlo; justicia social, equidad, institucionalidad y cuanta virtud del Estado se pueda esgrimir es enunciada en cuanta luz y cámara se enciende. Pero en el debate del “cómo hacerlo” discrepamos. Algunos estamos convencidos que el camino tomado es el correcto. No por una cuestión de fe, sino porque los resultados obtenidos nos transmiten confianza. Otros plantean (por enésima vez) un camuflado retorno al viejo sistema especulativo. Un replanteo del replanteo. Aumentar la tasa de interés y que la especulación supere una vez más a la producción. Replantear si debe discutirse la concentración de riqueza, cuando meses atrás, en campaña, marcaban el tema como asignatura pendiente; Replantear nuevamente el costo laboral contra el empleo digno, la alimentación, la salud y en definitiva la presencia del Estado. No del Gobierno, del Estado. Esa construcción que en 2001 abandonó a los argentinos y que hemos comenzado a recuperar.



Estado Presente
La reaparición del Estado como actor con el Gobierno de Néstor Kirchner generó un nuevo esquema de poder en Argentina. Y el reacomodamiento, aunque más no sea el doméstico, casi siempre genera una incomodidad para quién justamente estaba cómodo. Así los sectores más estáticos del poder tuvieron que compartir con un nuevo y poderoso actor el escenario. Entre las corporaciones, las multinacionales dueñas de las tarifas renunciaron a la imposición como método y con ello a la transferencia de sus dividendos al exterior (vaciamiento del país). Alguna Shell lo intentó y no le fue bien. Apareció el representante del Estado y defendiendo el interés general reencauzó la normal conflictividad entre prestataria y controlador. También los supermercadistas que se sentaron a resolver con el Gobierno los desafíos que la dinámica de la economía generaba. Los industriales, que se vieron favorecidos por el tipo de cambio, acompañaron con beneplácito la irrupción del Estado como moderador y defensor de sus intereses, fuera y dentro del Mercosur, fundamentalmente frente al industrializado Brasil. Acompañan también los sindicatos, que a pesar de que se encontraron muchas veces superados por sus bases, que con el empleo como conquista, comenzaron a reclamar todos los derechos en la relación de empleo y entonces volvieron las paritarias para conducir esa conflictividad permanente. Y muchos más.
Así también lo entendieron los jubilados. Esos olvidados por décadas. Recibieron aumentos y cobertura de salud. Las variables del sector han evolucionado y continúan haciéndolo. Y la gente en general. Tanto es así, que ante la propuesta de la campaña de la hoy presidenta de profundizar los cambios no hizo falta una segunda vuelta electoral.
Dentro del esquema del poder, la Política fue revalorizada como actividad, tanto que por el 2004 la Cámara de Diputados retiró el tapial de hierro que impedía el acceso a la misma y hoy, aún aquellos por quienes se pedía “que se vayan” de la actividad pueden “ejercer” ahora sin agravios generalizantes. Esta es una conquista de la sociedad. Pero cuidémosla, porque vemos hoy debatirse a muchos políticos entre los actores del Poder, apoyando reclamos corporativos o sectoriales, que nunca en su vida sintieron propios y hoy acompañan todo aquello que tiene un teórico rédito electoral. Más bien “encuestoral” (valga el pretendido neologismo); porque rara vez han trasladado esa cuestión a las urnas. Se visten con la ropa de moda pero quienes los conocemos los vemos disfrazados.
Claro, la Argentina no debatió ideas de poder y gran parte de los desprevenidos creen que las cosas cambian sólo porque cambia un Gobierno. De ahí la desilusión con la Alianza, mucho más allá del grotesco que protagonizó el Dr. De la Rúa. Poco cambió del Poder hegemónico de entonces. Riesgo País, (Standard and Poor’s), FMI, etc. Nos distrajeron con rencillas políticas y si uno mira atrás poco había cambiado y nada querían cambiar. Pero hoy existe una discusión.
Cuando, más arriba en el texto, decía que el Estado nos abandonó, lo hacía a sabiendas que ese espacio de poder fue capitalizado por otros sectores y que recién con Kirchner la sociedad civil, el Estado, retomó su rol. Con su representante elegido en las urnas y con el Gobierno que ejerce ese mandato tanto por derecho como por obligación. Y su mandato es la defensa del bien común, no posicionarse de acuerdo a la comunicada tendencia o al volátil humor de turno.
Y la política jugó su juego propio. Alguna izquierda tradicional siguió planteando como alternativa al enemigo de toda mejora: “lo ideal”. Evitando, así, asumir logros de un gobierno popular y no perder nada de lo suyo o no desperfilarse. Otros avalan y acompañan, y otros partieron hacia nuevos rumbos y discursos para congraciarse con los sectores que se incomodan con el Estado (siempre que no les sirva) y hoy con el Gobierno. Así con la política asegurada como actividad no vergonzante, cambiaron estética, discurso, convicciones y compromisos para situarse como una posible alternativa. Con un plan: que todo vuelva. Que el Estado no intervenga camuflando la intención en permanentes críticas metodológicas. Allí fue Carrió, sin Lovuolo que proponía retenciones móviles y en definitiva sin el ARI. También tomo distancia Duhalde sin PJ institucional, a la espera del agradecimiento del “campo” por la licuación del pasivo sectorial; y Lavagna, sin ministerio. Siguieron silenciosos Macri y un frustrado López Murphy. Los demás referentes se ocultan en comunicadores que hacen las veces de oposición “independiente” desdibujando su rol y convirtiéndose en editorialistas permanentes para velar la palpable ausencia de ideas opositoras.



Gran Hermano
Encontraron en De Angeli lo que tanto criticaron. Un emergente de un Reality montado en Gualeguaychú sobre un violento e irreflexivo piquete, donde los canales de noticias (al igual que el tan criticado Gran Hermano) nos mostraban de mañana, tarde, noche y madrugada imágenes y replay del piquete y del piquetero (por rural que sea). También se amplificaban sus caras de disconformismo mientras hablaba la presidenta de la Nación. Además, con ninguna intención anárquica, a este ciudadano común le otorgaban el mismo espacio (y legitimidad en los editoriales) que al representante del Estado. De la Nación. Y no se lo criticó por insultar y degradar a nuestro representante. En el caso es Cristina Fernández de Kirchner; pero con ello nos insultó a todos; al menos así lo sentí cuando vi la reproducción de sus dichos en algún recorte de la prensa internacional.
El piquete, el desabastecimiento y la pseudo aduana allí instalada fueron prepotentes, intolerantes y violentos.
Hoy el compromiso, como país, es seguir avanzando. Con tolerancia. Tratando de contener a aquellos sectores que reclaman y que no se sienten incluidos dentro del histórico crecimiento del país. Pero también sincerando las expectativas y los beneficios recibidos.
Patacones, Lecop, Riesgo País, etc. Hoy la realidad es otra. Aunque no lejana en el tiempo si en la economía. Ya no son los clubes del trueque el principal lugar de intercambio y se exige a cuanto vendedor ambulante que se “regularice”. Esto es posible en un país que reconstruimos todos en poco tiempo. Nadie es “el dueño” de ese progreso pero si debemos protegerlo todos como propio porque representa el bien común y un camino para avanzar y no para retroceder.
Distinguir
El complejo análisis del tema agropecuario merece no caer en la trampa de generalizar lo no generalizable. Aunque tengan puntos de contacto no es la misma realidad la de los productores con largos períodos de sequía, que la de aquellos preocupados por el valor de la urea.
Tampoco uno debe desconocer la dinámica de un sector que, de seguro no todos sus componentes, acumuló una deuda al 2003 que tenía, sólo en el Banco Nación como garantía, la hipoteca de 14.000.000 de hectáreas. Que dicha deuda, sin contar con algunos malos administradores que los debe haber también, fue producto de la política 1 a 1 del ex presidente Menem. Hoy, recordar lo bien recibido que era en la Sociedad Rural, representa un verdadero ridículo del sector.
También, recuerdo un triste episodio con una jubilada, Norma Pla, a la que pretendieron caricaturizar sacándole la peluca. Estaba ahí porque reclamaba una mejora en los $ 150 de su jubilación y reprobaba la gestión (de la ausencia del Estado) de Carlos Menem. Norma Pla no fue hasta donde yo tenga conocimiento deudora del sistema financiero y falleció sin poder recibir nada del Estado, ni siquiera los sucesivos aumentos que el Gobierno de Kirchner reconoció a los jubilados que cobraban la mínima.
De las 14.000.000 de hectáreas hipotecadas hoy queda menos de un millón. Aclaro que el Chaco, en estado de importante avance a través de un fideicomiso, y el Sudoeste Bonaerense aún hoy no han podido resolver definitivamente su situación. Deben y merecen un tratamiento acorde a su situación particular y por ello esta conflictividad que plantea el sector contiene el reclamo, pero su solución justamente, pasa por tener un trato desigual al resto. Y debemos ser explícitos aquí dejando afuera de la discusión por las retenciones móviles a la soja, al sector del campo afectado por las variaciones climáticas y los últimos tiempos de sequía. Porque confusiones tales, impidieron que el gobierno pueda avanzar en una agenda particularizada de temas y soluciones sectoriales que incluían no sólo la diferenciación de los pequeños y medianos productores, sino la de cada especialidad de la producción: leche, trigo, carne, soja. No olvidemos que la igualdad se debe entender como “tratar igual a los que se encuentran en iguales circunstancias”.
Seguramente semejante acumulación económica tiene que estar respaldada en la rentabilidad cuanto menos del sector que estaba endeudado. Además…La deuda tomada en dólares fue pagada en pesos, que para quienes tenían los silos con granos representó un enriquecimiento importante. Se pagaron los gastos en pesos y se cosechó en dólares. Para algún desmemoriado, le recuerdo que el dólar llegó a costar $ 3.71 en junio de 2002. Para los que no tenían granos, pero sí la posibilidad de hacer líquido algún otro stock, el Dr. Duhalde elaboró la normativa que también permitió cancelar las deudas con Bonos a un valor aprox. del 30% del monto adeudado. Esto ocurrió.
Ese enriquecimiento, que en el mejor de los casos, en parte volvió como inversión, lo solventó toda la sociedad. Nadie habló allí de precios internacionales y dólar caro. El costo de la posibilidad de cancelar esa deuda en pesos o en bonos, fue absorbido por el conjunto del país y ningún sector se opuso a ello. Solidaridad, generosidad, interés común o también la construcción, una vez más, de un relato que evita mostrar que en este país el enriquecimiento muchas veces se presentó como licuación de pasivos.
Claro que no todos en Argentina habían tomado créditos. Muchos industriales habían quebrado (batimos records históricos) y los trabajadores gerenciaban como podían las empresas. Desaparecieron tantísimos emprendimientos que por establecer una comparativa: no compraban los vecinos. Significaba desempleo y desinversión. Simplemente no resultaba fabricar nada. Eran épocas de “alto costo laboral” y de libros que hablaban del “fin de la historia” y del “fin del trabajo”. Real esa era la verdad de las políticas del nefasto “Consenso de Washington” traducidas, entre otras, en Fundación Mediterránea y otros opinólogos locales, increíblemente hoy vigentes. Tampoco tomaron créditos los sectores más desprotegidos, los desocupados, los jubilados ni las pymes que sobrevivieron, golpeadas en su economía por la implementación de la receta neoliberal; tampoco los tomó el mercado informal, etc. Todos estos sectores pagaron por una equiparación que directamente no los beneficiaba en nada. Más bien todo lo contrario. Y esto ocurrió.



¡Soja sola nomás!
Seguramente la puja por la rentabilidad ha encontrado a un sector, el agropecuario (no todo) que sorprende que se movilice puesto que hoy el aglutinante es la renta del sector. Claro, no se movilizan las Mujeres Agropecuarias en Lucha que hasta fueron detenidas, en épocas de Menem, por evitar remates cantando el himno. Tampoco el MOCASE ni el MOCAFOR. Ellos peleaban cuando les peligraba la pérdida del sustento y como algunos de ellos relatan, los campos no los compraba ni Bennetton ni los Grobo; sino los vecinos. Tampoco los trabajadores rurales que a pesar de la evolución del sector, siguen siendo según los datos oficiales los de salarios más bajos de todo el mercado laboral. Habría que ver cuáles libertades tienen los que acuden a los cortes.
Pero volvamos al conflicto, como decía, este sector no se había movilizado en los 90 (solo 2 tractorazos) ni tampoco en los 80 cuando las retenciones eran absolutamente brutales. ¿Cómo? Recuerdo, y esto no debe ser grave, la existencia de dos tipos de dólar. El Oficial y el Paralelo. Recordemos más. El oficial era el valor del dólar que el Estado les devolvía a los exportadores y el Paralelo era el dólar que compraba la gente para tener dólares billetes. Veamos algún ejemplo para que aquellos más jóvenes que el que escribe (38) entiendan y para que milagrosamente sea recordado por el resto.
Por ejemplo, la brecha en un momento del peso sobrevaluado (el “déme dos”) como en 1982 la brecha entre Dólar Oficial y Paralelo llegó a superar el 40%. Y en 1983, un mes antes de las elecciones llegó el Paralelo (25,90 $a) a costar el doble prácticamente que el Dólar Oficial (13,20 $a). Es decir que la brecha para el caso llegó al 50%. (49,2 % con exactitud)
Sin embargo, aún así la discusión de hoy vale como tal y nunca como imposición de un sector (por amplia representación que el sector invoque) al Estado, representado hoy por el Gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.



El contexto
Por eso vale clasificar no sólo en grandes y pequeños sino también por sector productivo. Leche, carne y trigo tienen una agenda distinta de la soja y de los pules financieros. El Gobierno así lo entiende y de allí que se establezcan políticas por sector. Los pules financieros, que tienen como cabeza visible a las multinacionales y a los nacionales que se transnacionalizaron en este gobierno, están también nutridos de pequeños ahorristas que depositaron en ellos (compraron su cuota parte en el fideicomiso) la expectativa de lucro financiero que la Banca Pública y Privada no ofertaron. De allí también que muchos particulares que ahorraron, se sintieron afectados por la medida de las retenciones móviles. En realidad por la renta que obtendrían de la especulación con el ahorro obtenido.
En el 2000 y 2001 no le fue mal a todo el mundo. El contexto internacional no era malo y a nosotros sí nos fue mal, mal. El campo estaba.
Miremos hoy hacia adentro. Es la oportunidad de prolongar un ciclo de crecimiento histórico. El país que acumuló reservas por U$ 50.000.000.000 es el nuestro. No es ajeno. De la lógica del endeudamiento a un política fiscal responsable que cuando canceló la deuda con el FMI (unos diez mil millones) los mismos que hoy agitan la conflictividad, decían que corríamos riesgos por la carencia de reservas. También hablaron de tarifazos elección tras elección desde 2003. Parece ser que antes cuanto menos se equivocaron, sino mintieron. Además reciente e intencionadamente, agitaron una corrida financiera. Esto cuanto menos merece un reproche, cuanto menos por la incompetencia y la perversa intencionalidad que quedó expuesta.



Hoy
El impulso que ha tomado la economía hizo que esos sectores, que no sólo sufrieron las políticas aplicadas, sino que fueron los que tuvieron el mayor costo de salida, hoy se encuentren incorporados al sistema. En Bahía Blanca, ciudad que tuvo el segundo puesto en desocupación nacional, hoy, con más de 20.000 nuevos puestos de trabajo, la realidad marca que estamos por debajo del 9 % de desocupación y que la pobreza retrocedió del 40 % a menos del 20%. Aún así, el desafío es seguir mejorando esos índices que son los que reflejan el bienestar de la población.
Esto que parece una obviedad… parece no serlo. Tenemos un Gobierno por cuatro años con un plan aprobado en los hechos y recientemente en las urnas. Aún en las diferencias debemos avanzar para terminar las deudas sociales, que aún, no fueron saldadas y para que la riqueza, que nunca derrama, se distribuya de la manera más digna: que es a través del trabajo.





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DEBATE SOBRE EL CONFLICTO AGRARIO


17 de abril de 2008: Sesión del Concejo Deliberante de Bahía Blanca.
Exposición de Julio Ruiz, concejal FPV.

“Hemos escuchado en este recinto distintas argumentaciones, todas atendibles dentro del disenso democrático. Por supuesto que tengo una posición que es clarísima y no es de ahora, es de hace muchos años, no diría que tantos años como los que tengo ahora, pero muchos.
En ciertas cuestiones, por ejemplo lo que decía el concejal Sangre respecto de tener una política para el sector sudoeste de la provincia de Buenos Aires, que la tenemos que discutir y llevar adelante, creo que nadie acá va a estar en contra.

Respecto de la situación en que nos encontramos y de la situación que salimos, recuerdo la Navidad de 2001 en mi casa. Creo que nunca pasé una Navidad más triste. ¡Y no era mi gobierno el que caía! ¡Para nada!, como no lo era el de Menem, ¡menos! Y repito, nunca pasé una Navidad tan triste…, y pasé Navidades tristes durante la dictadura, porque no veía cómo íbamos a salir de esa situación, no le encontraba la vuelta. Sentía desesperanza, casi la misma que sentí en estas últimas semanas. Una gran tristeza.



Recuerdo que hablaba con mi mujer; en mi casa se junta toda la familia para esas ocasiones, y me había ido al patio solo, porque la verdad es que me sentía mal, más allá de que toda manifestación del pueblo tiene sus razones, ¡porque vamos a terminar con la palabra “gente”, que se ha utilizado tanto en estos días por parte de los medios, no existe la “gente” es una entelequia eso! ¿Qué gente? ¿Gente linda, gente fea, gente blanca, gente negra? ¡Estos días se han escuchado en los medios y en algunos cenáculos disparates mayúsculos, por parte de personas que se supone tiene cierta calificación al hablar!

Retomo lo que quiero graficar: hablaba con mi mujer y le decía: “mira, como señalaba Perón: la cuestión es poner la manguera para adentro” y salimos de nuevo, porque la Argentina tiene tantos recursos de todo tipo, naturales y humanos, que es posible salir de una cosa que parecía sin retorno”.

Y este gobierno puso la “manguerita” para adentro. No nos vamos a hacer los héroes. Ni tampoco vamos a decir que este gobierno bajó de Sierra Maestra y dio vuelta el país. Nada de eso. Pusieron la “manguerita” para adentro y con un poquito la situación aquella que era final, terminal, se revirtió en los aspectos más importantes. Basta mirar los números. Nuestro país viene de una situación de catástrofe. No de ahora, desde hace 30 años. De catástrofe en catástrofe.

Entonces se hace necesario aplicar políticas de post catástrofe, y eso es lo que se intenta hacer.
Hay algunas cuestiones en que puedo disentir con nuestro gobierno. ¡Pero porque creo que hay que ir más profundo, más hasta el hueso! Porque hay tipos que hoy protestan y que se han beneficiado con el hambre de los argentinos, con la muerte de los argentinos… Se han beneficiado en estos últimos treinta años.

Por eso preguntemos sinceramente: ¿Qué pasa acá? ¿Cuál es el debate que tenemos hoy en esta sociedad argentina? Porque pareciera que no pasó nada, que venimos del paraíso terrenal y hay cuestiones muy serias que están en debate.

Y estas cuestiones se inscriben dentro de lo que es la intensa puja distributiva. Incluso la inflación, que pareciera que nadie sabe de donde sale. No falta quien hable de los salarios ¡Oh, los salarios de los trabajadores! ¡Pero ese es un argumento falaz que lo conocemos, - los que tenemos algunos años y los que han leído un poco de economía o de historia - , que ha venido acompañándonos de tiempo inmemorial! Siempre las políticas liberales, que yo llamaría más apropiadamente conservadoras, le han echado la culpa a los “laburantes” de la inflación, porque ocurre que, en todo su derecho, ellos piden también su parte cuando la cosa está mejor, ¡y me parece perfecto!.

Porque ¿saben quién hizo que la Argentina pudiera salir medianamente del berenjenal en el que estábamos metidos?... ¡Los laburantes, no el “campo”! ¡Los laburantes, que se comieron una mega devaluación sobre sus espaldas, para poder financiar al resto de la sociedad, sobre todo a los que exportan el fruto de su trabajo!

En estos días escuché infinidad de pavadas. Incluso una cosa que se viene meneando que es hacer sinónimo de poder y gobierno. ¡Nada más equivocado! Es muy raro que un gobierno en la Argentina, sobre todo legítimamente y democráticamente constituido, tenga el poder.

El poder lo han tenido los gobiernos dictatoriales, porque justamente llegaron en alianza con los sectores más reaccionarios y más concentrados del capital argentino que tiene el poder. Los gobiernos democráticos, a pesar de que algunos coquetean con ese poder, nunca lo tienen, son jaqueados por el poder. Y si no que lo diga Alfonsín – no Menem, por supuesto – que era parte del circo; que lo diga De La Rúa, y que lo digan los gobiernos anteriores al Proceso. Recordemos a Isabel Perón… ¿Cuántos paros o mal llamados “paros patronales” se hicieron preparando el golpe durante su mandato? Porque acá tenemos otro tema y no es semántico: eran lockouts, lockouts patronales, porque el paro, la huelga, es un recurso de los trabajadores y está consagrado por el Artículo 14 bis apartado II de la Constitución Nacional.

¡No veo en la Constitución que se ampare al lockout! ¡No existe el amparo al lockout! Los trabajadores se han ganado esa herramienta (la de la huelga) para sí. Mucho menos existe legislación a favor del bloqueo de rutas y el desabastecimiento. Y digo esto porque acá algunos medios tratan de comparar un bloqueo de ruta patronal; - un bloqueo que puede ser chico, mediano, grande o grandísimo, como quieran - con las medidas que tomaban los desocupados en épocas que parecen lejanas pero están muy cerca en el tiempo.

Y a mi se me ocurre comparar esto con el hurto famélico. En este recinto hay abogados y me pueden corregir. El hurto famélico (el que roba un pedazo de pan para comer) no se castiga. Pero eso no quiere decir que me habilite a mí para robar.

Por eso ¡cuidado con las calificaciones que se le han dado a esta forma de protesta por parte de cierta prensa que también forma parte del poder y de los grupos más concentrados del poder!

Esta situación que estamos viviendo hoy, deviene de una situación internacional en la que los precios internacionales de los alimentos están creciendo en forma espectacular. Esto no es culpa de la Presidenta Fernández de Kirchner. Hay una realidad en la que el mundo tiene hambre, y esto ya lo adelantaba Perón en 1974. Decía “los países productores de alimentos van a ser, dentro de 20 ó 30 años, países preponderantes y la Argentina va a estar entre ellos”.

La verdad es que nosotros tenemos una ventaja, que Martínez de Hoz y sus discípulos llamaba “comparativa”, con relación a la feracidad de nuestras tierras. Esto daba al campo cierta preeminencia sobre la industria y él a la industria la destruyó.

Esto debería ser un beneficio para todos los argentinos y no sólo para un sector. Porque el campo además, tiene una ventaja que no la tiene ningún otro sector productivo, y esto es de manual. ¡De David Ricardo!, que es la renta de la tierra. ¡Es la renta, no es la ganancia! El industrial tiene costos y ganancias, la tierra tiene otro componente que es la renta, es decir costo, ganancia y renta, nadie más la tiene.

¿Y el monopolio del suelo? Dice Samuelson en su famosísimo manualito, citando a Will Rogers: “La tierra es un muy buen negocio, han dejado de fabricarla”.

Entonces, esto de las retenciones a las exportaciones no es algo que se le ocurrió a un loco. Nadie en su sano juicio, en esta situación de suba permanente del precio de los alimentos en el mundo, va a hacer que un país como la Argentina, que tiene las praderas más pródigas del mundo no retenga parte de sus valores exportables.

¡Ni Carrió, ni López Murphy, ni ninguno de los que hoy están en la oposición, en la eventualidad de ser gobierno levantarían las retenciones porque se suicidarían! Sarkozy, que es un tipo de derecha ¿no?, está poniendo precios máximos a algunos alimentos. Digo ¿nosotros acá qué estamos discutiendo?

Es cierto que en la protesta agraria también hay sectores medianos y pequeños, pero no se puede admitir esta metodología. No se puede decir que es lo mismo que hacían D’Elía y sus desocupados, porque no lo es y eso está claro.

Tenemos también el tema de los recursos estratégicos, y nadie puede discutir que los alimentos no lo sean. ¿Pueden los recursos estratégicos estar en manos de la voracidad del capital privado? Yo aclaro que no soy un tipo al que le encante el capitalismo, es una basura, que nos ha jodido la vida a la humanidad en los últimos siglos. La verdad es que me gustaría inventar otra cosa. Nosotros teníamos herramientas como la Junta Nacional de Carnes, la Junta Nacional de Granos, que en la década del ’90 fueron liquidadas. No escuche a un solo productor, ni siquiera los llamados chicos, que dijeran “devuélvannos estas herramientas que son importantes para nosotros”. No los escuché.

Tampoco escuché protestas del “campo” cuando Krieger Vasena llevó las retenciones a más del 50% en épocas de Onganía. Esas estaban bien, pero porque coincidían ideológicamente, porque acá hoy se nos pretende meter en una confusión ideológica.

A mi me dicen (el concejal Martínez) que hubo un atentado al local del Partido Comunista (en Bahía Blanca), y que algunos energúmenos atentaron contra la referencia histórica en “La Escuelita” y en otros lugares. ¡Esos energúmenos están acá, entre nosotros, viven entre nosotros! ¿O de dónde salieron? ¡Estos días salieron todos! Acá apareció un tipo que estaba entre los organizadores de una marcha supuestamente a favor del “campo” y se subió al palco y dijo “”que vuelva Videla. ¡Y había testigos calificados (concejales) entre el público y no pasó nada, no escuché nada, no hubo ni siquiera una declaración!

…¿De qué “campo” me hablan? ¡Yo estoy a favor de la Argentina! Hagamos algo a favor de Argentina. Basta de prestar oído a incitaciones y apologías. Esto a mi me preocupa terriblemente...

Está claro entonces, que lo que está ocurriendo no es ni tan sencillo, ni es un problema sólo con las retenciones, ni de la situación de los chacareros de Entre Ríos, ni siquiera de los del sudoeste de la provincia de Buenos Aires.

La concejala Quartucci dice que es de quinta generación de chacareros. Yo provengo de una familia de chacareros desalojados, aunque debo confesar que no sé cómo se sube a un caballo, si por la izquierda o por la derecha. Mi abuelo materno vino de Italia con la promesa de tierras para trabajar. Vino en la década del ’80 del siglo XIX. Vino a parar a Chasicó, que creo que no son las mejores tierras de la provincia de Buenos Aires, no había tierras y tuvo que arrendar. Se lo arrendaba a alguien, ya había un dueño.

O sea que yo también conozco cómo es. Conozco la superexplotación de los arrendatarios, del campesino sin tierra ¡Y resulta que había renta en Chasicó!, en esas tierras “pobres”. Porque para que haya un arrendamiento, tiene que existir la renta.

Para mí de ninguna manera el hombre de campo es mi enemigo ¡cómo lo va a ser! ¡Al contrario! Pero algunos “bichos”, algunos “vivos” están usando esto para crear una situación de intolerancia, de mala fe, porque no es cierto que este diálogo cruzado y alevoso lo empezó la Presidenta, porque primero hubo un corte de rutas.

Y me pregunto: ¿el corte de rutas para quién era? Era para otros productores que intentaban llevar su mercadería al mercado. Esos, muchos, no estaban en el corte.

Digo: una medida de “prepo”, violenta, muy violenta, porque lo que se intentaba, y lo dijeron por televisión, yo no lo podía creer; dijeron que lo que se intentaba era desabastecer de alimentos a la ciudad, al pueblo de la ciudad.

¡Vamos a parar un poco! Creo que con esto podemos llegar a cualquier disparate. Si a eso le agregamos a Cecilia Pando y al energúmeno éste que ni quiero saber como se llama, que se subió acá a la “tribuna del campo”, y que alguien lo bajó porque les “escupía el asado” (pero... ¡estaba ahí en la organización!) vamos a ir para cualquier lado.

Entonces cuidado, porque estamos llegando a una situación de mucha intolerancia, y esto me preocupa, porque he visto todos los golpes, y todos los golpes se hicieron en nombre de las instituciones que estaban en peligro y de la democracia que estaba en peligro. ¡Todos!

Tengo que leer en el Diario La Nación que dice que este gobierno es “colectivista”. ¡Es un fenómeno! ¡Ojalá fuera un poquito más colectivista! ¡Por otro lado la Señora Carrió, lo califica de “fascista”! ¡Pónganse de acuerdo! ¡Yo a esta novela la conozco! ¡Comunistas y fascistas eran lo mismo!... Perón era fascista para algunos y comunista para otros.

Entonces creo que, más allá de esta discusión que me parece saludable, tenemos que poner un poco de racionalidad, un freno, tirar agua al fuego, porque hay mucho en juego y los bicharracos que están en los intersticios de nuestra sociedad, se están relamiendo, y yo la verdad es que no quiero ni para mi Patria ni para mí, volver a pasar por eso.

Antes de finalizar, tengo acá un informe del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca (CREEBBA) de noviembre del año pasado, que si les parece lo leo, pero se me ocurre que es perder el tiempo porque todos lo deben conocer. Bien, el CREEBBA me parece que no es de izquierda ¿no?, su orientación es más bien conservadora, bueno dice que: la situación del campo en la zona sudoeste de la provincia de Buenos Aires es excelente, es muy buena y mejores son las perspectivas.

Y no es el caso del productor que tiene dos plantas de lechuga, porque él es como yo que tenía una librería y en determinado momento del menemismo la tuve que cerrar y no le pude pedir al gobierno que me reconociera una situación de “emergencia librista”, porque tal cosa no existía, ni existe.

Esto está en juego: el “modelo”. Que intervenga el Estado a veces es bueno y a veces es malo, según a quien le convenga. Y acá tiene que intervenir el Estado y tiene que fijar políticas para todos los argentinos. Y quizás en esto hemos tenido errores desde el gobierno.

Reitero, yo sería muchísimo más duro, pero no con el campo, porque este debate no da para más. Yo sería mucho más duro con los sectores más concentrados del capital en la Argentina – que incluye a productores del agro – que se han beneficiado con superganancias y siempre han sido golpistas.

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ERNESTO LACLAU: “La política es caminar entre dos precipicios”


Por Carolina Keve (Pagina 12. 21/4/07)

Las posibilidades y los desafíos de Latinoamérica en un incipiente mundo multipolar. Los electorados de centro y su permeabilidad al discurso de la derecha. Las demandas insatisfechas pero no corporativas que hoy atraviesa la Argentina. El dilema de los movimientos de protesta social.

–¿Cómo puede entenderse el apoyo popular a un candidato que responde a los sectores patronales con promesas de corte liberal?

–Es justamente lo que yo abordo en mis últimos trabajos con la noción de antagonismo. Hay momentos políticos donde la disgregación, la heterogeneidad social, es tan grande que no se puede reconducir a ningún principio de unidad. Ese fue exactamente el problema que enmarcó las elecciones en Francia, y corresponde a un patrón que se repite en la mayoría de los países. Hoy es el electorado del centro, aquel más heterogéneo, el que finalmente decide cualquier resultado político. Lo más peligroso es que se trata de un electorado que tal vez tiene demandas de corte progresista, como la despenalización del aborto, pero al mismo tiempo responde a un discurso a favor de la seguridad, de tipo reaccionario. Es decir, no hay una sectorización bien definida y esa dispersión genera reglas poco claras. Aparecen entonces casos donde discursos de derecha terminan recibiendo la aceptación y el apoyo explícito de algunos sectores de la izquierda. Es algo peligroso, porque en realidad así no se sabe bien en qué dirección puede ir la política.

–¿Este análisis puede aplicarse a la Argentina? Hay un sector que puede definirse como el centro, que hoy no sabe a quién votar.

–Sí, pero el peligro es mucho menor. La dispersión de las demandas sociales registrada en este país durante el 2001 ya no existe. En ese entonces había una enorme proliferación de las protestas sociales que no lograba traducirse en el sistema político. Y eso era lo peligroso, porque el “que se vayan todos” implicaba que quede uno solo.

–Sin embargo, en las últimas semanas aparecieron varios focos de conflicto.

–A mi entender, lo que hay es una exacerbación desde distintos sectores sobre conflictos muy específicos, como fue lo que ocurrió con Santa Cruz. Es cierto que hay demandas insatisfechas, pero estas demandas no son de tipo corporativo porque, a diferencia de cuatro años atrás, hay un espacio político que articula los reclamos sociales. Néstor Kirchner justamente se enfrentó con la necesidad de lograr que la movilización de las bases tenga efectos a nivel del sistema político. Esto implicó conciliar dos lógicas: la institucionalización y la movilización. Por supuesto que hay peligros, pero son los peligros que hay siempre y que hacen a la política. El antagonismo llevado al extremo puede conducir a una dicotomización extrema del espacio social, fue lo que pasó con la fórmula Braden o Perón. Pero sin conflicto no hay política.

–Por el contrario, si se institucionaliza la protesta se habla de cooptación.

–Ahí el peligro es el reemplazo de la política por la administración. Y eso no es más que la eliminación del momento político. Jorge Abelardo Ramos decía que “la sociedad nunca se polariza entre el manicomio y el cementerio”. Es decir, el cementerio sería un régimen completamente institucionalizado, mientras que el manicomio es el puro antagonismo. Siempre lo que se da es una situación intermedia, en que lo político opera a través de las lógicas equivalenciales, articulando las demandas, y lo institucional también tiene su parte. No hay nunca un populismo puro.

–En el caso de los piqueteros se planteó un dilema. ¿Cómo responder a un Estado que repentinamente atiende sus demandas sin perder su lugar como actor antagónico?

–Es en realidad el problema con el que se enfrentan todos los movimientos sociales. Ya que si se mantienen en completa autonomía, sin entrar a un nivel de representación dentro del aparato estatal, pueden terminar disolviéndose. No creo que haya un autonomismo social radical por el cual los mismos actores sociales sean capaces de expresarse enteramente. Pero, por otro lado, si entran pueden ser cooptados por el aparato, con lo cual pierden su autonomía. La política siempre es caminar entre dos precipicios.

–Hace dos años usted planteó la posibilidad de un nuevo equilibrio mundial a partir de la consolidación de la Unión Europea como bloque diferenciado de Estados Unidos. ¿El “no” del referéndum francés liquidó esa perspectiva?

–Evidentemente la situación es más difícil que hace dos años. El referéndum a través del cual los franceses rechazaron la propuesta de una constitución europea creó una reacción nacionalista en países como Francia u Holanda profundamente negativa para la integración. Hoy en Francia el enemigo es el plomero polaco. Sin embargo, aquí el verdadero problema es que el proceso siempre fue encarado desde un plano económico. Todavía no hay una identidad social. No hay una identidad europea. Las personas no se identifican como “europeos”.

–Con este panorama europeo, ¿seguimos en vías de un orden multipolar?

–Los actores protagónicos van a variar en los próximos años. Las últimas elecciones norteamericanas han sido una bofetada al proyecto de Bush. Estados Unidos cada vez se enfrenta con voces más críticas en el frente interno respecto del modelo neoliberal. Creo que lo que va a haber es un pragmatismo en el manejo de la realidad económica que va a hacer agua al modelo más ortodoxo, van a tener que empezar a pactar con nuevos sectores. China va a ser una potencia capaz de rivalizar con Estados Unidos. India se está transformando en una potencia mundial.

–¿Qué rol le cabe a América latina en este escenario?

–Hay que entender: en el mundo multipolar que se está empezando a gestar, América latina puede ser protagonista en la medida en que se consoliden el Mercosur y los nuevos proyectos de integración regional, como el Banco del Sur. Con la Cuenca del Orinoco, una de las principales fuentes petrolíferas, Venezuela puede desplazar en importancia a Arabia Saudita. Y la situación social en la región es completamente distinta. Todavía encontramos numerosas situaciones de marginación, pero si uno observa casos como el de Argentina o Venezuela se da cuenta de que pueden ser más fácilmente captadas por el espacio político que en el caso europeo.

–Pero todavía queda un largo camino por recorrer.

–Absolutamente. Aún existen fuerzas centrífugas que combatir. Por ejemplo, el presidente Tabaré Vázquez se fue a Washington tratando de traicionar al Mercosur. Este hecho uno lo puede enmarcar dentro del reclamo histórico de los países más chicos del bloque, pero nada justifica su posición dado que si la forma de minimizar esos reclamos es tratar de moverse hacia un multilateralismo en el cual cada país arriesga acuerdos privados con Estados Unidos, todo el proyecto continental se disuelve. Por suerte, Tabaré no tuvo la suficiente fuerza interna como para lograr eso. Ahí el canciller Reynaldo Gargano jugó un papel muy positivo.

–Aun las relaciones con Washington siguen generando disensos en el bloque. En este sentido, algunos le endilgan a la Argentina mantener una posición ambigua sobre el tema.

–No creo que Argentina se haya manejado mal en todo el proceso. Creo que tuvo una posición menos ambigua que la brasileña, apoyando mucho más al proyecto chavista. Recordemos la Cumbre en Mar del Plata. Allí pesó también la posición de Brasil. Lula podría haber apoyado el ALCA y con ello desbarataba cualquier horizonte para la integración regional. Lo que resulta indudable es que hay un proyecto regional que parece avanzar hacia delante.

–Ahora, tal como en el caso europeo, el Mercosur siempre fue planteado desde una dimensión económica.

–No, porque el proyecto bolivariano de Hugo Chávez tiene una forma de identidad político-cultural. Esto no excluye que las discusiones hoy pasen por el empleo de biocombustible o la construcción del Banco del Sur. Pero la integración está pensada en términos políticos. Tomemos como ejemplo la relación que mantiene Venezuela con Cuba. El capital que envía el gobierno de Chávez a la isla supera al que le envió la Unión Soviética. Asimismo, hay miles de médicos y maestros cubanos en Venezuela llevando a cabo programas sociales, que también se han implementado en la Argentina y en otros países de la región. Cuba está dependiendo económicamente de América latina como nunca lo había hecho. Esto no puede tener otra lectura que no sea política. Esta red de relaciones favoreció una “latinoamericanización” de Cuba, permitiéndole hacer frente al bloqueo norteamericano y a un nuevo proceso de transición. De otra manera no habría podido hacerlo.

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PIERRE ROSANVALLON: EL PODER DE LA CONTRA DEMOCRACIA


(extraído de Clarín.com-Revista Ñ, por GABRIEL ENTIN 24.03.2007)

EL FILÓSOFO POLÍTICO FRANCÉS AFIRMA QUE LA VIDA DEMOCRÁTICA DEPENDE CADA VEZ MENOS DE LAS ELECCIONES Y MÁS DE LA VIGILANCIA Y LA PRESIÓN CIUDADANA, QUE NACEN DE LA DESCONFIANZA EN FUNCIONARIOS E INSTITUCIONES.
Qué es la democracia es algo que se responde casi inmediatamente: la forma de gobierno donde los ciudadanos eligen periódicamente a sus representantes en elecciones libres. Pero cuando la sociedad desconfía de sus representantes y de las instituciones políticas la democracia y la política entran en crisis. Al contrario, para P. Rosanvallon, la desconfianza muestra otra cara de la democracia que las solas elecciones e instituciones representativas no permiten vislumbrar: "El buen ciudadano no es sólo quien vota de vez en cuando sino también quien vigila permanentemente, quien interpela a los poderes, los critica y los juzga". Además de la democracia electoral, dice, hay una "contra democracia", que es "la expresión directa de las expectativas y decepciones de la sociedad". Rosanvallon propone en su último libro La contre-démocratie analizar la desconfianza ciudadana como una nueva forma de comprender las transformaciones de hoy.

p—Hoy, dice, el ideal democrático es indiscutido pero en la práctica los regímenes democráticos son cada vez más criticados. ¿cómo entender entonces el concepto de democracia?

«r—No hay un modelo de democracia. Entender qué son las democracias no significa ver si un caso particular entra en las definiciones conceptuales que se dan. Desde mi punto de vista, la democracia es una historia y un campo activo de experiencias...Como horizonte regulador, la democracia es un régimen de la confianza, de la participación, de la implicación y una sociedad de la redistribución. Pero la democracia no es una forma política acabada y engendra una decepción que nace de la indeterminación del ideal democrático y de la dinámica de sus tensiones estructurantes.

«p—¿Esa decepción provoca lo que llama "contra democracia"?

«r—Hay dos momentos fundamentales de la actividad democrática. Por un lado, la vida electoral, la confrontación de programas; lo que llamamos la escena política, cuyo objetivo es instituir la confianza entre ciudadanos y gobernantes. Pero hay un segundo momento constituido por las intervenciones ciudadanas que buscan corregir los olvidos, las relajaciones y las desviaciones del poder. Los ciudadanos sancionan a los representantes no sólo en las urnas: los sondeos, la presión de los medios, las manifestaciones, los recursos ante la justicia son prácticas que se traducen en la institución de la desconfianza y que representan lo que yo llamo la contra democracia. Hay una democracia de la legitimación del poder y una de la vigilancia y del control del poder. Contra democracia no es lo opuesto a la democracia sino la democracia no institucionalizada, reactiva: la democracia de poderes indirectos diseminados en el cuerpo social. Y cada vez hay menos elección de candidatos y más descarte de personas que rechazamos porque han sido incompetentes o nos han decepcionado. En Francia es evidente que el resultado de las próximas elecciones presidenciales dependerá más de una dinámica de rechazo que de una lógica de proyecto. Los ciudadanos siempre ejercieron su desconfianza pero la rebelión y la disidencia contra los poderes se inscribían en una visión global de la sociedad. En cambio hoy la crítica no construye nada, se reduce a una expresión de descontento que no designa ninguna ambición sino una decepción que puede transformarse en demisión e inmovilismo.

«p—¿Pero la desconfianza provoca la pasividad de los ciudadanos o sirve para la vida democrática?

«r—El problema de la contra democracia es su ambivalencia. Detrás de la desconfianza hay una dimensión positiva relacionada con la vigilancia, que consiste en poner a prueba los poderes, en obligarlos a explicarse, a hacer públicos sus argumentos, a responder las demandas de la sociedad. Pero también puede degradarse en una visión puramente negativa, de sospecha permanente ... La desconfianza puede destruir la democracia si está separada de la participación política y si se da sin una organización de la legitimidad. Pero en sí misma es positiva porque la democracia no consiste sólo en la organización de poderes sino también de contra poderes. Los canales y objetivos de la expresión política se diversificaron; las grandes instituciones de representación y de negociación han disminuido sus roles mientras hay una multiplicación de otras organizaciones específicas que obtienen resultados tangibles e inmediatos. Conviene hablar de una mutación y no de un declive de la participación ciudadana: estoy en contra de los argumentos usuales de despolitización y repliegue del individuo en la esfera privada. Hay que romper con el mito del ciudadano pasivo.

«p—Si las elecciones no son suficientes para mantener una actividad democrática y la desconfianza puede llevar a un desastre, ¿cómo se puede consolidar la democracia?

«r—El verdadero problema no es la voluntad de actuar sino la falta de política y la ausencia de debates: la democracia no sólo consiste en manifestarse y votar sino también en la capacidad a la lucidez colectiva para arbitrar, decidir y construir un futuro común en el largo plazo. La actividad democrática significa escribir y vivir una historia común. La falta de organización institucional de debates, los pocos canales de expresión de la sociedad y una cierta pereza de los medios generan un riesgo de lo que llamo una democracia impolítica: una sociedad en la cual los ciudadanos son bastante activos pero ya no construyen juntos un proyecto positivo. La política de hoy se expresa en forma negativa y la responsabilidad no está sólo en los partidos sino también en los medios, intelectuales, asociaciones. Hay que estimular la producción de ideas y de análisis en la sociedad. Necesitamos una democracia de implicación y no hay recetas mágicas para ello. Hay que crearlas a través de la actividad ciudadana. Se trata de volver a una ciudadanía práctica y no sólo institucional, que debata continuamente la cuestión del interés general.

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ARTURO JAURETCHE: UN INTELECTUAL REO


Por Juan Pablo Rodoni

Arturo Jauretche (1901-1974) escapaba al rótulo de intelectual. Cuando admitió el término, lo hizo con una aclaración: él era un “intelectual reo”. Reo por su sabiduría surgida de libros y de la calle; por ir de frente y sin dejar que nada lo sujete. Temía ser confundido con los que llamaba “intelectuales puros”, aquellos que creen ser los únicos capacitados para entender lo que sucede; que no ven las cosas desde aquí; que defienden grandes valores universales pero nunca al hombre concreto; que contemplan los conflictos sin arriesgar nunca “el cuero”.
Pero, ¿intelectual para qué?: todos los escritos de Jauretche buscan consolidar una “posición nacional”: a la que él definía como “una línea política que obliga a pensar y dirigir el destino del país en vinculación directa con los intereses de las masas populares, la afirmación de nuestra independencia política en el orden internacional y la aspiración de una realización económica sin sujeción a intereses imperiales dominantes.”

Por su pensamiento nacional y popular Jauretche adhirió al radicalismo y al peronismo. Hacia 1927 se acercó al Yrigoyenismo, considerando que allí se encontraba la expresión genuina de la nación y el pueblo. Y tras el golpe de 1930 enfrentó a la restauración conservadora en huelgas universitarias, en la lucha partidaria, y en la lucha revolucionaria.
En 1935 impulsó la creación de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) junto a M. Ortiz Pereyra, H. Manzi, R. Scalabrini Ortiz, etc. Esta agrupación tenía dos objetivos principales: por un lado, retomar, dentro de la U.C.R. las banderas yrigoyenistas; por otro, enfrentar a la oligarquía gobernante, denunciando la verdadera situación del país, como sostenían en la declaración de la conformación de FORJA: “SOMOS UNA ARGENTINA COLONIAL, QUEREMOS SER UNA ARGENTINA LIBRE”.
Desde FORJA, comenzó a trascender el pensamiento nacional y popular. Este pensamiento era algo nuevo y original. Entre los temas que desarrollaban estaba la exaltación del federalismo y del yrigoyenismo; la denuncia de los escándalos políticos (el fraude, la injerencia británica, etc); propuestas para que Argentina dejara su condición de dependiente (industrialización, nacionalización de los ferrocarriles); etc.
También era novedoso el lenguaje en el que se expresaban. Jauretche fue quien comenzó a popularizar términos como “Oligarca”, “Vendepatria”, “Cipayo”, “Descamisado”, que luego serían sello del discurso peronista.
No eran sólo semejanzas de términos; había coincidencias de fondo, véase como ejemplo, su crítica a la “democracia formal”, que sostendría posteriormente Perón: “La cosa es sencilla: se nos quiere hacer pasar por democracia el mantenimiento del parlamento, la justicia, las instituciones, es decir, lo formal que el Régimen maneja. Para nosotros la democracia es el gobierno del pueblo con o sin parlamento, con o sin jueces, y si el pueblo no gobierna, las instituciones no son más que las alcahuetas de la entrega.”
No eran coincidencias: Perón leía los cuadernos de FORJA. Y tras el golpe de 1943, Jauretche se entrevistó con Perón convenciéndose que el entonces coronel era el indicado para llevar a cabo las ideas de FORJA, iniciando así un contacto fluido entre ambos. Tras el 17 de octubre de 1945 FORJA se disolvió considerando que sus finalidades estaban cumplidas con el surgimiento del peronismo.
En 1946, fue nombrado presidente del Banco Provincia, cargo al que renunció en 1950. Los motivos para su alejamiento sólo los dio a conocer tras la caída de Perón, ya que había decidido callar toda crítica, para no hacerle el juego a la oposición: “Había desacuerdos. Pero me llamé a silencio. Porque sabía que, con todos sus defectos, la caída de Perón significaba la vuelta de la oligarquía y el imperialismo”.
Tras la Revolución Fusiladora, continuó su lucha publicando una serie de libros, entre los que se destacan: Los profetas del odio y la yapa (la colonización pedagógica), en el que desentraña la existencia de una superestructura cultural que impide el conocimiento de nuestra dependencia colonial; Manual de zonceras argentinas, en el que enumera las zonceras que nos han inculcado y repetimos sin analizar, impidiendo el desarrollo de un pensamiento nacional; y Política nacional y revisionismo histórico, donde desnuda “la política de la historia” que impide la formación de una conciencia histórica nacional y, por lo tanto, la concreción de una política nacional.

¿Fue Jauretche peronista?
Para calificar su posición política él prefería utilizar el término “nacional”, y sostenía que luchaba por una sola causa, la liberación del país: “De tal manera mi actuación en la política militante no ha estado regida por la adhesión a hombre alguno ni a estructura partidaria, sino en la medida que estos han sido instrumentos de esa causa” En este mismo sentido, agregaba que él estuvo, y estaría, con cualquier movimiento que expresara “...las soluciones nacionales, que son soberanía, independencia económica y justicia social, lo diga Perón, Plaza o Mongo Aurelio.”
Para Jauretche los dos primeros gobiernos de Perón fueron una etapa más en la larga empresa de emancipación nacional, que en un futuro, tarde o temprano, terminaría por concretarse. Y, en su opinión, para que ello ocurriese era necesario la autocrítica. Así es que en sus escritos analizó los errores cometidos por el peronismo entre 1946 y 1955. Errores que no eran muchos, pero que, a su juicio, permitieron la concreción de la revolución fusiladora: la burocratización del movimiento y la subestimación de lo intelectual dentro del mismo; la creación de una burocracia cortesana alrededor de Perón; el mal manejo de las relaciones del peronismo con los sectores medios (como el uso masivo de una propaganda centrada en aspectos superficiales sin hacer comprender a esos sectores que ellos también eran beneficiarios del crecimiento económico )
Vemos que sus críticas no caen en los lugares comunes de señalar la falta de libertades, ya que, como afirmaba, él sufrió esa falta de libertad antes, durante y después de los gobiernos de Perón, pero también sostenía: “entre las dos carencias de libertad, prefiero optar por la que me cierra la boca, pero que defiende al país, y me la cierra confesada y francamente, a la que me cierra la boca para impedir que defienda al país...Esos son los términos del problema, la encrucijada cuyos dos caminos parecen conducir a la opresión pero con esta diferencia: una opresión es hija del interés nacional, la otra del interés antinacional.”
Mas allá de los errores antes señalados, su balance de los dos primeros gobiernos peronistas era más que positivo: “Feliz nuestra generación que vivió después de 1943 los días de la PATRIA GRANDE, que no pudieron ver sus padres. ...hubo errores, crímenes, peculados, injusticias, lo mismo que en los días de la PATRIA CHICA. Pero se hizo historia, se echaron bases, que no serán abolidas porque están consolidadas en la conciencia de los argentinos. Se lograron conquistas, y la fundamental, una clara conciencia en el pueblo, que no permitirá la vuelta atrás.”

Para finalizar podemos decir que la acción de Arturo Jauretche debe servir de ejemplo. Toda su vida ha sido una lucha constante por realizar el destino de grandeza para nuestro pueblo y nuestra nación. Lucha que llevó adelante arriesgando “el pellejo”, con modestia y escasos recursos; cuestionando al pensamiento dominante, aunque corriera el riesgo de convertirse en un marginal, desnudando nuestras zonceras; reconociendo errores; defendiendo a la patria sin apelar al tono de acto escolar ni de marcha militar.
Si es difícil repetir su lucha, al menos podemos recurrir, a su optimismo, ya que Jauretche estaba convencido de que nada grande se puede hacer con la tristeza: "nos quieren tristes para que nos sintamos vencidos y los pueblos deprimidos no vencen ni en la cancha de fútbol, ni en el laboratorio, ni en el ejemplo moral, ni en las disputas económicas… Por eso venimos a combatir alegremente. Seguros de nuestro destino y sabiéndonos vencedores a corto o largo plazo".

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EL MOMENTO DE AMÉRICA LATINA, SEGÚN NOAM CHOMSKY


(Fuente: www.rebelion.org, entrevista de Bernie Dwyer)

Para América Latina, según el intelectual norteamericano, llegó la hora de la confianza y la esperanza. Confianza y esperanza basadas en el proceso abierto hacia la independencia real que han emprendido países como Venezuela, Argentina y Bolivia, abriendo vías que ahora, a diferencia de lo sucedido en las últimas décadas, sí parecen posibles.

-Recuerdo una canción irlandesa titulada "El despertar del oeste" en memoria de la insurrección de 1798. Habla de cómo el oeste de Irlanda permaneció dormido durante centenares de años bajo el dominio británico y de cómo despertó de su sueño y se alzó contra el opresor. ¿Podemos empezar a tener la esperanza de que el Sur se haya despertado?

-Lo que está ocurriendo es algo completamente nuevo en la historia del hemisferio. Desde la conquista española, los países de América Latina han permanecido muy separados los de los otros y orientados hacia la potencia imperial. Hay también una acusada fractura entre la reducida élite de los ricos y la inmensa población víctima de la pobreza. Las élites sacaban fuera su capital, viajaban, poseían segundas residencias, enviaban a sus hijos a estudiar a cualquier país europeo con el que tuvieran conexión, hasta sus sistemas de transporte estaban orientados hacia el exterior para la exportación de recursos, etc. Por primera vez esos países están empezando a integrarse de unos cuantos modos diferentes. Venezuela y Cuba son uno de esos casos. El Mercosur, que todavía no funciona demasiado, es otro caso. Venezuela, por supuesto, acaba de incorporarse a Mercosur, lo cual significa un gran paso adelante, acogido en forma entusiasta por los presidentes de Argentina y Brasil.
Por primera vez, la población indígena está dando muestras de actividad política. Acaban de ganar unas elecciones en Bolivia, lo que es un hecho muy notable. Existe una enorme población indígena en el Ecuador, incluso en el Perú, y algunos de ellos hacen llamamientos en favor de una nación indígena. Quieren controlar sus propios recursos. De hecho, muchos ni siquiera desean ver esos recursos explotados. Hay muchos que no ven qué sentido tiene ver cómo se destroza su cultura y su estilo de vida para que la gente pueda pasarse el rato en los atascos de tráfico de Nueva York.
Además de eso están empezando a mandar a paseo al Fondo Monetario Internacional. En épocas pasadas, los Estados Unidos podían impedir acontecimientos no deseados, como la independencia de América Latina, mediante la violencia, dando su apoyo a golpes militares, a la subversión, invasiones, etc. Ese esquema ya no funciona tan bien. La última vez que lo intentaron, el año 2002 en Venezuela, los Estados Unidos hubieron de dar marcha atrás ante las multitudinarias protestas de toda América Latina y, como es sabido, el golpe fue abortado desde el interior. Todo esto es muy nuevo.
Si los Estados Unidos pierden sus armas de control económico, quedan seriamente debilitados. Argentina, precisamente, está liberándose del FMI, como dicen en ese país. Están saldando sus deudas con el FMI. Las reglas del FMI que antes seguían han producido efectos completamente desastrosos. En esa tarea recibe la ayuda de Venezuela, que está comprando parte de la deuda argentina. Bolivia probablemente haga lo mismo. Bolivia ha aplicado rigurosamente durante 25 años las reglas impuestas por el FMI. La renta per cápita es actualmente inferior a la de hace 25 años. Quieren acabar con eso. Los demás países están haciendo lo mismo. El FMI es básicamente el ministerio de finanzas de los Estados Unidos. Es el arma económica que, junto con el arma militar, sirve para mantener el control. Ese mecanismo empieza a desmantelarse.
Todo esto tiene lugar sobre el telón de fondo de la actividad de importantes movimientos populares que, en la medida en que existieron en el pasado, fueron aplastados por la violencia, el terrorismo de Estado, la operación Cóndor, una monstruosidad tras otra. De esas armas ya no es posible echar mano.

-De lo que usted dice parece desprenderse que los Estados Unidos están perdiendo la guerra ideológica y tratan de compensarlo elevando su presencia militar en la región. ¿Diría usted que Cuba es un elemento clave como alentador y quizás inductor de los que está ocurriendo ahora mismo en América Latina?

-Fidel Castro, independientemente de lo que la gente pueda pensar de él, es un héroe en América Latina, ante todo porque plantó cara a los Estados Unidos. Es la primera vez en la historia del hemisferio que alguien planta cara a los Estados Unidos. A nadie le gusta estar bajo la bota, pero no son capaces de hacer nada para impedirlo. Así que ya sólo por esa razón es un héroe de América Latina. Lo mismo ocurre con Chávez. La cuestión ideológica que usted acertadamente plantea es el impacto del neoliberalismo. Es realmente llamativo, es una verdad aplastante, que durante los últimos 25 años los países que han hecho suyas las reglas neoliberales han sufrido una auténtica catástrofe económica y que, en cambio, los países que ignoraron esas reglas han crecido y se han desarrollado. Asia oriental se ha desarrollado rápidamente en gran parte por haber ignorado esas reglas. De Chile se afirma que es una economía de mercado, pero ésa es una afirmación muy engañosa: su principal exportador es una eficiente empresa estatal del cobre nacionalizada en tiempos de Allende. No es muy frecuente encontrar correlaciones como ésta en economía. La adhesión a las reglas neoliberales ha ido unida al fracaso económico, y su violación, al éxito: es muy difícil no darse cuenta de esto. Quizá algunos economistas no lo vean, pero la gente sí lo ve: lo viven cada día. Sí, la gente se está rebelando contra eso. Cuba es un símbolo. Venezuela es otro. Y también Argentina, cuando se recuperó de la catástrofe provocada por el FMI violando las reglas y haciéndolo de manera descarada, para luego enviar a paseo al FMI. Pues bien, ésta es la cuestión ideológica. El FMI no es más que una etiqueta que encubre un arma económica de dominación, y ahora está haciendo aguas.

-¿Por qué cree usted que el actual movimiento es diferente de la lucha que tuvo lugar anteriormente en Chile, por ejemplo cuando lograron derrocar la dictadura militar? ¿Qué es lo que le hace sentirse más esperanzado ante la fase actual del proceso de liberación de América Latina?

-Ante todo, hubo esperanza en América Latina en los años sesenta, pero fue aplastada por la fuerza. Chile se encaminaba hacia alguna forma de socialismo democrático, pero ya sabemos lo que ocurrió. Fue aquel primer 11 de septiembre, en 1973, que constituyó una auténtica catástrofe. La dictadura chilena, que es una historia de horrores, condujo también al desastre económico de Chile, provocando la peor recesión de su historia. Los militares cedieron entonces el poder a los civiles. Todavía es así: Chile no se ha liberado todavía del todo. Sólo se ha liberado parcialmente de la dictadura militar; y en los demás países esto es aún más verdad.
Por ejemplo, recuerdo de un viaje que hice por Chile hace un par de años, que la broma más corriente era que la gente decía que ojalá los militares chilenos hubieran sido lo bastante estúpidos como para entrar en guerra con Francia o alguna otra gran potencia, de forma que hubieran sido aplastados y desacreditados, y así la gente sería libre de la manera que lo era en Argentina, donde los militares se habían desacreditado por su derrota militar.
Pero de todos modos se ha ido dando un lento proceso en cada uno de esos países: Argentina, Brasil, Bolivia, un proceso de derrocamiento de las dictaduras dominantes -las dictaduras militares- casi siempre apoyadas y algunas veces establecidas por los Estados Unidos. Ahora esos países se están apoyando entre sí y los Estados Unidos no pueden recurrir a las mismas políticas de siempre.
Tomemos como ejemplo Brasil: si Lula hubiera estado gobernando en 1963, los Estados Unidos habrían hecho exactamente lo que hicieron cuando Goulart era presiden­te en 1963. El gobierno de Kennedy planeó exactamente una dictadura militar. Y se produjo un golpe militar que acabó con aquel gobierno. Eso ocurría en todo el hemisferio.
Ahora hay muchas más esperanzas porque eso no pueden hacerlo y porque existe cooperación. Se dan también pasos hacia la independencia, hay una estrategia política, económica y social, se defiende el acceso a los propios recursos, se establecen cambios sociales de una naturale­za tal que podría resolver los tremendos problemas inter­nos de América Latina, que son realmente temibles. Y una gran parte de los problemas de América Latina son simplemente internos. En América Latina, los ricos no han tenido nunca el menor sentido de la responsabilidad. Han hecho siempre lo que han querido

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