OSVALDO BAYER: “KIRCHNER ES EL PRESIDENTE DE MÁS CORAJE CIVIL DESDE 1983”


(Entrevista por A. González Toro, en Revista Ñ, Clarín, 06/01/07)


-¿Qué opina de la política de derechos humanos del presidente Kirchner?

-Sin duda, ha sido el Presidente de más coraje civil desde 1983. Un hecho me llegó muy hondo: yo hice un filme para la televisión alemana, “Panteón militar”; allí denuncié que el retrato del general Videla estaba en la sala del Colegio Militar donde se reunían los cadetes: Pedí que se sacara esa foto: Por suerte, 12 años después, Kirchner lo hizo retirar.

-Sin embargo ese retrato no fue retirado: los originales desaparecieron misteriosamente la noche anterior a la ceremonia (Kirchner retiró otro en su lugar) y aún no se sabe qué fue de ellos.

-Que los militares hayan retirado los cuadros originales de Videla y Bignone no tiene importancia. Lo importante es que sus retratos no están más “adornando” las paredes del colegio donde se forman los futuros oficiales. El de Videla, por ser el “desaparecedor” de la historia argentina y el de Bignone por haber entregado a dos soldados conscriptos a los desaparecedores. En el ejército alemán –del cual los militares argentinos tomaron siempre ejemplo- fue una norma que los oficiales más que debían defender siempre a sus soldados, por más que estos se equivocaran. Es decir, Bignone tendría que haber sido un verdadero abogado defensor de ellos ante las acusaciones y haber exigido un juicio militar para esos soldados actuando él como defensor. Pero no lo hizo, los traicionó y los “desapareció”. Es un desleal y un criminal. ... Otro aspecto positivo de la política de derechos humanos es la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Y ahora ya se está juzgando públicamente a los asesinos. Ese es el camino que tendríamos haber hecho en 1983.

-¿Cree que las relaciones de fuerza, en ese momento, habrían permitido hacerlo?

-Creo que estaban dadas. y si no hubiera estado Alfonsín tendría que haberlas creado. Pero ésa no era su intención. Alfonsín, durante la dictadura se fue a vivir a Chascomús. A mí me han contado las Madres de Plaza de Mayo que fueron a verlo en los peores momentos de la dictadura; él estaba pescando en la laguna. No quiso ni recibirlas.

-¿No subestima la importancia del juicio a las Juntas Militares, ordenado por Alfonsín?

-No, no lo subestimo. Debido a las exigencias de los organismos de derechos humanos, él tenía que hacer algo. Entonces pasa el juicio al Tribunal Militar, que por supuesto los dejó a todos libres de culpa y cargo. Y también por la presión de estos organismos, se creó la CONADEP, que para mí fue una gran falsedad porque se formó con gente “relevante” de la sociedad, en vez de haberse creado una comisión bicameral para que se investigara todo bien a fondo. Entre esos “notables” estaba Ernesto Sábato. Con él, también estaba la señora Magdalena Ruiz Guiñazú, que había sido funcionaria, durante la dictadura, nada menos que de Martínez de Hoz...Por supuesto que algo se hizo, pero no sirvió para mucho. No se investigó a los culpables a fondo. Se publicaron las denuncias de los que estuvieron prisioneros, o las de sus parientes...

-La sociedad argentina, ¿tiene memoria o prefiere el olvido?

-Lo que más me molestó fueron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En 1961, cuando todavía se juzgaba a los asesinos alemanes de Auschwitz, el fiscal Fritz Bauer dijo: “No puede haber obediencia debida con los crímenes de lesa humanidad. Por ejemplo, precisó, si a un soldado se le ordena fusilar a un niño, el soldado tiene que negarse aunque pierda la vida”. Una vez le dije al ministro del Interior radical, Federico Storani: Me acuerdo bien que usted levantó la mano para votar las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Él miró al infinito y dijo: “Sí, pero se me fue el alma”.

-En 2005, a propósito de un testimonio sobre el Ejército Guerrillero del Pueblo que lideró Ricardo Massetti en Salta y que ejecutó a dos de sus “combatientes”, el filósofo Oscar del Barco escribió: “Somos responsables de esos asesinatos”. ¿Qué opina de esta postura, que abrió una polémica entre quienes fueron militantes o simpatizaron con la lucha armada?

-Es muy fácil declarar asesinos a la juventud que tomó el camino de la guerrilla. Ese es el trabajo que me tomé en mi libro Severino Di Giovanni donde trato de señalar que cuando hay violencia de arriba es inevitable que surja la violencia de abajo. Los golpes militares justificaron todas las reacciones. El bombardeo de la Plaza de Mayo, la operación Masacre, Onganía con la noche de los Bastones Largos, Lanusse y Trelew, Ezeiza, Las Tres A, y la desaparición con Videla son motivos más que crueles para comprender las reacciones. Yo estuve en contra de la guerrilla, estaba más de acuerdo con Agustín Tosco y su Cordobazo: la protesta con la gente en la calle, creo que ese hubiera sido el camino para terminar con la violencia de arriba y por ende, la de abajo.

-Usted parece tenerle una inquina especial a Ernesto Sábato. En uno de sus textos, recuerda las palabras que Sábato pronunció el 19 de mayo de 1976, tras una entrevista con el dictador: “El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresionó la amplitud de criterio y su cultura”.

-No soy peronista, pero no le perdono una frase en su libro El otro rostro del peronismo: “Perón era un resentido, como buen hijo natural”. No se puede decir eso. Menos un intelectual de izquierda como se dice él.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)